Podcast de Prácticas de Compresión Oral
Nivel Intermedio y Nivel Avanzado
.

Hoy escuchamos: Codornices en Pétalos de Rosas. Cap 3 de «Como agua para chocolate»

El libro «Como agua para chocolate» fue editado por primera vez en 1989. Su autora Laura Esquivel conoció la fama internacional porque su obra fue llevada al cine en 1992 por Alfonso Arau. Aquí leeremos una adaptación del capítulo III: Codornices en Pétalos de Rosas.

Resumen: Mama Elena tiene dos hijas Rosaura y Tita. Mamá Elena obligó a Rosaura a casarse con Pedro quien estaba en realidad, enamorado de Tita, y Tita de él. Todos viven ahora juntos en el mismo rancho.

  1. Escucha la narración:

2. Responde las siguientes preguntas.

  • ¿Cómo es Mamá Elena?
  • ¿Qué siente Tita con las rosas?
  • ¿Qué decide hacer con ellas?
  • ¿Por qué Pedro le regala rosas a Tita?
  • ¿Por qué trata de matar a la codorniz?
  • ¿Por qué mata a la codorniz?

 Completa con SER O ESTAR en cualquier tiempo verbal.

  • Las rosas _________ rosadas, pero ________ rojas de la sangre del pecho.
  • Tita _______ enamorada, pero de alguien que _________ casado.
  • ¿ _______ su memoria la que ________ dictando la receta?
  • Porque las codornices _________ criadas por ella, ______   difícil matarlas.
  • Tita piensa que Mamá Elena ________ muy dura de carácter.
  • __________la primera emoción que sentía desde el día en que _________ la boda de Rosaura.

3. Finalmente, lee Codornices en Pétalos de Rosas.

En ese momento, Tita era incapaz de pensar en nada más ante la intensa emoción que experimentaba al recibir un ramo de rosas, de mano de Pedro.
Era la primera emoción profunda que sentía, desde aquel el día de la boda de su hermana, cuando escuchó la declaración del amor que Pedro sentía por ella, y que trataba de ocultar a los ojos de los demás. Mamá Elena, con esa rapidez y agudeza de pensamiento que tenía, sospechaba lo que podía pasar si Pedro y Tita tenían oportunidad de estar a solas. Por lo tanto, haciendo gala de asombrosas artes de prestidigitación, hasta ahora, se las había ingeniado de maravilla para ocultar el uno, de los ojos y el alcance del otro.
Mamá Elena, al ver las rosas en las manos de Tita, con sólo una mirada, le ordenó a Tita a salir de la sala y deshacerse de las rosas. Pedro se dio cuenta de la osadía que había cometido, pero ya era tarde. Pero Mamá Elena, lanzándole la mirada correspondiente, le hizo saber que aún podía repara el daño causado. Así que Pedro, pidiendo una disculpa, salió en busca de Rosaura.
Tita apretaba las rosas con tal fuerza contra su pecho que, cuando llegó a la cocina, las rosas, que en un principio eran de color rosado, ya se habían puesto rojas por la sangre de las manos y del pecho de Tita.
Tenía que pensar rápidamente que hacía con ellas. ¡Estaban tan hermosas! No era posible tirarlas a la basura, en primera porque nunca antes había recibido flores, y en segunda, porque se las había regalado Pedro. De pronto escuchó claramente la voz de Nacha, que era la cocinera de la casa, dictándole al oído una receta prehispánica, donde se utilizaban pétalos de rosas. Tita la tenía un poco olvidada, pues para hacerla se necesitaban faisanes y en el rancho nunca se habían dedicado a criar ese tipo de aves. Pero sin pensarlo más salió al patio y se dedicó a perseguir a las codornices.
Después de atrapar a seis de ellas las metió en la cocina y se dispuso a matarlas, lo cual no era nada fácil después de haberlas cuidado y alimentado por tanto tiempo.
Tomando una gran respiración, agarró a la primera y le retorció el pescuezo
como había visto a Nacha hacerlo tantas veces, pero con tal poca fuerza que la pobre codorniz no murió, sino que se fue quejando lastimeramente por toda la cocina, con la cabeza colgando a un lado. ¡Esta imagen horrorizó a Tita!
Comprendió que no podía ser débil en esto de la matada: o se hacía con firmeza o sólo se causaba un gran dolor. En ese momento pensó en lo bueno que sería tener la fuerza de Mamá Elena.
Ella mataba así, de tajo, sin piedad. Bueno, aunque pensándolo bien, no. Con ella, con Tita, había hecho una excepción, la había empezado a matar desde niña, poco a poquito, y aún no le daba el golpe final. La boda de Pedro con Rosaura la había dejado como a esa codorniz, con la cabeza y el alma fracturada, y así fue como antes de permitir que la pobre codorniz sintiera los mismos dolores que ella, en un acto de piedad, con gran decisión rápidamente la mató. Después, con las demás fue más fácil

FIN.